Es un rito católico que celebra la primera vez que una persona participa del sacramento de la Eucaristía: recibe el Cuerpo y Sangre de Jesucristo. La primera comunión tiene lugar generalmente a partir de los 7 años, sin embargo, se puede recibir con cualquier edad siempre que el fiel esté bautizado. Forma parte de los tres sacramentos llamados de la “iniciación cristiana ”(bautismo, eucaristía y confirmación)
- El niño tiene que estar bautizado
- Ha de prepararse para este sacramento acudiendo a un curso llamado catequesis, en el que le enseñarán los principales preceptos de la Iglesia Católica
- Antes de recibir el Cuerpo de Cristo, el niño tiene que confesar sus pecados ante un sacerdote)
En Ecuador se suele recibir a los 9 años. La Iglesia Católica recomienda que los niños la reciban cuando tengan un conocimiento suficiente, es decir, cuando tengan uso de razón (normalmente a los 7 años). Además deben recibir una preparación cuidadosa, (la cual viene a durar 2 años) de manera que entiendan el misterio de Cristo según su capacidad y puedan recibir el cuerpo del Señor con fe y devoción.
Primeramente es necesario estar bautizado. De no ser así se incluirá, en diálogo con el párroco, un plan especial de formación que le ayude a comprender también este sacramento y todo lo que implica. Haber recibido la instrucción religiosa suficiente que capacite al niño para comprender el significado de la Eucaristía en su vida personal y comunitaria.
Comulgar por primera vez supone integrar al niño en la vida cristiana adulta. Coincide con un cambio de etapa en su proceso de maduración humana. El niño ya va siendo consciente de sí mismo y empieza a desarrollar un cierto sentido crítico. Aún necesita de la presencia continua de los padres, pero ya es capaz de ir tomando algunas decisiones por sí mismo. Hasta ahora los padres han podido traer a su hijo a la Iglesia sin que él comprenda muy bien lo que significa la Eucaristía. La Primera Comunión le prepara para participar ¡activamente! en ella, celebrándola todos los domingos e integrándose en algún grupo o movimiento parroquial que le ayude a vivir la fe con alegría e ilusión.
La Eucaristía tiene su origen en la Última Cena que Jesús celebró con sus discípulos. En la misma, Jesús pronunció una oración de acción de gracias, partió el pan, y lo dió a comer a sus discípulos junto con el vino, diciendo que ese pan era su propio cuerpo, y el vino su propia sangre. Y les encargó que cada vez que repitieran este gesto lo hicieran en memoria de El, porque El se hace presente en el Pan y el Vino así consagrados. Hasta el siglo IV, aproximadamente, la Eucaristía se recibía por primera vez cuando el adulto era bautizado. Luego, por diversos motivos se fue distanciando un sacramento del otro. Actualmente se pretende que forme parte de todo el proceso de iniciación a la fe cristiana y sea una ocasión para que la familia, principal agente educador del niño, revise y actualice su compromiso cristiano.
La comunidad cristiana siempre ha afirmado, basándose en las palabras de Jesús en la Ultima Cena, que el pan consagrado por el sacerdote es la carne de Cristo, y el vino, su sangre. Ello es un misterio propio de la fe y que por lo tanto no es demostrable científicamente. El pan y el vino pierden en la Eucaristía su sentido natural como alimento corporal y reciben un nuevo ser y un nuevo sentido. Son signos reales de la presencia real y de la entrega personal de Jesucristo.
Lo normal es que la haga en la parroquia a la que pertenece porque es en ella dónde el cristiano nace a la fe, se educa en ella y la vive. Algunos padres prefieren llevarle al colegio porque resulta más cómodo o simplemente porque allí tiene el niño sus amigos. También es posible que la haga allí, pero siempre y cuando se comprometan a acercarlo poco a poco a la comunidad parroquial, que es el lugar apropiado para celebrar la fe durante toda la vida. A fin de cuentas el colegio, siendo fundamental para el crecimiento de la persona, tan sólo ocupa unos años de su vida.
Recibir la Primera Comunión en privado podría tener sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Privaríamos al niño de la alegría de compartir este hermoso día con quienes le han acompañado en su camino hacia Jesús. En la realeza y en otras familias nobles de Europa hay la costumbre de celebrar ciertos sacramentos en privado. Pero si todo sacramento es celebración de una comunidad cristiana, el de la Eucaristía lo es aún más. Lo normal, salvo algún caso extraordinario (enfermedad grave, peligro de muerte...) es que el niño reciba la Primera Comunión junto a otros de su misma edad, en su templo parroquial.