CATEQUISTAS

El Catequista

El trabajo apostólico del catequista proviene del Sacramento del Bautismo a través del cual todos los creyentes vienen a participar en el ministerio profético de Cristo y la misión evangelizadora de la Iglesia. Es fortalecido por el Sacramento de la Confirmación. El llamado para el ministerio de catequista es una vocación, un llamado interior, y la voz del Espíritu Santo.

Ø  Los catequistas deben ser católicos de verdad, que participan plenamente de la vida y culto comunal de la Iglesia y que han sido preparados para su apostolado por el entrenamiento catequístico apropiado.

Ø  ESTAR CONFIRMADO, o en proceso de profundización de su fe.

Ø  Como todos los fieles, los catequistas son llamados a la santidad. La vida espiritual de un catequista debería ser caracterizada por:

1.    Un amor a Dios - Padre, Hijo, y Espíritu Santo-, a la Iglesia de Cristo, a nuestro Santo Padre y a las personas santas de Dios.

2.    Una coherencia y una autenticidad de la vida (una vida de oración, experiencia de Dios y fidelidad a la acción del Espíritu Santo) que es caracterizado por la práctica fiel de la fe en un espíritu de fe, caridad, esperanza, valentía, y alegría

3.    La oración personal y la dedicación a la misión evangelizadora de la Iglesia.

4.    Un fervor misional mediante el cual están completamente convencidos de la verdad de la fe católica y entusiastamente lo proclama

5.    La participación activa en su comunidad parroquial, especialmente asistiendo a la Eucaristía Dominical

6.    Una devoción a María, la primera discípula y modelo de catequistas, y a la Eucaristía más sagrada, la fuente de nutrición para catequistas (Cf. GC 7-10)[1]

Ø  El trabajo de catequistas involucra a todo su ser. Antes de que prediquen la palabra, deben hacerla propia y vivir de acuerdo con ella. Lo que los catequistas enseñan no debería ser una ciencia puramente humana o la suma de sus opiniones personales sino la fe de la Iglesia, la cual es la misma en todo el mundo, y la que ellos mismos viven y cuyos testigos son. (GC

Los Deberes del catequista:

1.    Asistirá a reuniones y a las sesiones de preparación programadas por el coordinador o el párroco.

2.    Estará presente para cada sesión catequística con por lo menos 15 minutos de anticipación a la hora programada de inicio.

3.    Dedicará una cantidad apropiada de tiempo a la planeación antes de cada clase.

4.    Tendrá siempre presente que en la catequesis damos a conocer a Dios y sus enseñanzas, más no, nuestra forma de ver las cosas, como catequista se debe procurar que nuestro criterio sea siempre iluminado por el Magisterio de la Iglesia.

5.    Seguirá el formato provisto en el libro de texto designado por la Diócesis, y usará recursos catequísticos aprobados anticipadamente por el Párroco.

6.    Deberá cuidar mucho del tiempo, puesto que es exclusivo para la catequesis y mas no para otras actividades que están fueran del plan formativo.

7.    Creará un medio ambiente positivo, cristiano, y conducente al aprendizaje en el aula.

8.    Deberá esforzarse al máximo por ganar coherencia, entre lo que predica y su modo de vida.

9.    Nunca descuidará su papel de padre o madre, por razón de la catequesis, por ello sabrá distribuir el tiempo de la mejor manera. La catequesis no es excusa para no ser responsables en el hogar. Recordemos que hay que dar testimonio.

10.  Como es de esperar, la vida del catequista no puede llevarse de forma irregular por lo que él deberá cumplir con los sacramentos según manda la Santa Madre Iglesia.

Los catequistas sólo serán efectivos en la medida en que se encomienden al Espíritu Santo, entren en comunión con Él y permitan convertirse en Sus instrumentos. (NDC 73)



[1] (GC) Guía para Catequistas, publicación de vatican.va – Sacra Congregación para la Evangelización de los Pueblos

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